Tuesday, February 21, 2006

Chiste gueno sobre las necesidades de hombre y mujeres

Nunca había entendido por qué las necesidades sexuales de los hombres y las mujeres son tan diferentes entre sí. Nunca había entendido todo eso de Marte y Venus. Y nunca había entendido porqué los hombres piensan con la "cabeza" y las mujeres con el "corazón".

Una noche, la semana pasada, mi mujer y yo nos fuimos a la cama. Bueno, empezamos a acariciarnos con el inevitable y picarón toqueteo mutuo. Estaba en mi punto, listo para la acción. Y es en ese preciso momento que me dice:

-"Mira... ahora no tengo ganas, mi amor, tan sólo quiero que me abraces, ¿sí?"
(*** madre, no me jodas) Yo dije:
-"¿QUÉ?"
Y me dijo las palabras mágicas:
-"No sabes conectarte con mis necesidades emocionales como mujer".

Al final, asumí resignadamente que esa noche no iba a follar, así que me dormí como tienda de campaña.
Días más tarde fuimos de compras al Corte Inglés. Yo la miraba mientras ella se probaba tres carísimos modelitos de vestido en Loewe. Como no podía decidirse por uno u otro, le dije que se llevara los tres. Entonces, emocionadísima y motivada por mis comprensivas palabras me dijo que necesitaba unos zapatos Kenneth Cole que hicieran juego, que costaban 200 euros el par, y le contesté que me parecía perfecto. Luego pasamos por la joyería, de donde salió con unos pendientes de diamantes Tiffany. ¡Estaba tan emocionada! Yo creo que pensó que me había vuelto loco, pero de todas maneras no le importó mucho que digamos. Pienso que me estaba poniendo a prueba cuando me pidió un carísimo estuche de pinturas Elizabeth Arden de primerísima línea. Bueno, me parece que rompí con todos sus esquemas mentales cuando nuevamente le dije que sí. Ella a esa altura estaba casi excitada sexualmente... después de todo... ¡deberías haber visto su cara!

Fue ahí cuando, con su mejor sonrisa, me dijo:
-"Ven mi amor, vamos a la caja a pagar"
Me costó mucho aguantarme la risa cuando le dije:
-"No mi amor, creo que ahora no tengo ganas de comprar todo eso".
De verdad, ojalá le hubieras visto la cara, se quedó pálida cuando le dije:
-"Tan sólo quiero que me abraces".
En el momento en que su impresionante cara empezó a transformarse en pura furia y odio, simplemente añadí:
-"¡No sabes conectarte con mis necesidades financieras como hombre!"
Creo que no volveré a follar hasta mediados del 2007... Pero... que dulce el sabor de la venganza...

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