Ahí le tenemos. Pistola en mano. Descamisado. Lo que no sabemos es si está cara al sol, pero poco le falta. Y que este guardia civil retirado ha venido a poner paz. Pistola en mano, claro. Y no le importa para ello tener que haber viajado en el túnel del tiempo. Es nuestro pacificador, nuestro "peacemaker" hispano. Ya sé que es muy fácil meterse con este anacronismo de dos patas que aparece en la foto. Pero pongámonos en su piel. Como hacerle entender que no se puede apalizar hasta la muerte a la gente en los cuartelillos. Si es que ha muerto de muerte natural. Vamos, que si le metes una paliza entre nueve a un tio, además con porras extensibles y eléctricas... lo normal es que se muera. Es más, seguro que el muy cabrón se murió para joder a los pobres guardias civiles y convertirlos en homicidas. Hace falta ser....
Pero leamos sus declaraciones: "Si tuviera que hacerlo lo volvería a hacer y si eso es delito pues que venga Dios y lo vea, no solamente por ellos, por mi patria y por cualquier semejante". No me digaís (escribaís)que no acojona. Lo que más miedo da es que da por supuesto que hay más como él. Los llama semejantes. Lo siguiente que da más miedo es que dice que lo volvería a hacer... Vamos, lo más normal del mundo: sacar una pistola en un tumulto.
Lo que más me extraña es que en su defensa nombre a Dios y a la patria. No me lo esperaba. Fíjate tú. Y más me extraña aún que despues de este acontecimiento no haya arqueólogos viajando de Atapuerca a Roquetas.
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