Tuesday, November 22, 2005

Educación vs. Iglesia (las clases de religión)

    He encontrado esto en internet. El proceso es el mismo que siguió aquel artículo sobre las bodas entre católicos: darle la vuelta a la tortilla. Aunque no se esté de acuerdo en todo (yo sí lo estoy) el resultado da que pensar.


   "Somos un grupo de docentes de todos los niveles educativos que estamos muy preocupados por el bajo nivel cultural en nuestra sociedad, los altos indices de fracaso escolar y la proliferación de telebasura.

   Para salir de esta situación queremos traspasar los muros de las escuelas, los institutos y las universidades, llevando la cultura y la educación a ámbitos en los que hasta la fecha hemos estado ausentes, en los que nuestra dejadez ha privado a muchos ciudadanos del derecho universal a la cultura.

   Como primer paso, queremos llegar a un acuerdo con las autoridades eclesiásticas para que nos cedan un diez por ciento del tiempo de las misas con el fin de que los profesores especialistas en las distintas disciplinas puedan llegar fácilmente a los creyentes mediante breves intervenciones didácticas.

   Está claro que algunos feligreses podrían, con razón, objetar que ellos no tienen porqué aumentar sus conocimientos ni su cultura, ya que acuden a misa con el sólo fin de orar y escuchar la palabra de Dios.

   Para solucionar este problema, y aunque parezca inconstitucional, a la entrada de la Iglesia, les haríamos rellenar un formulario para que manifestaran preferencia por la religión o la cultura. Una vez identificadas estas personas, podrían abandonar en el momento adecuado la nave principal de la Iglesia y reunirse en las capillas laterales y en la cripta. Con el fin de evitar agravios, estas personas podrían recibir en ese rato unas charlas de carácter no cultura ni educativo pero muy relacionadas con los contenidos que se están impartiendo en ese momento al resto de los fieles desde el altar. Por ejemplo, los feligreses que no quieran repasar la tabla periódica, estudiarán los perniciosos efectos de los colorantes alimentarios. Los que no quieran hacer gimnasia, podrán ver un documental sobre la obesidad y los que no quieran repasar los verbos irregulares ingleses podrán estudiar estadísticas sobre la importancia de hablar idiomas en el mundo moderno. Los obispos nos han adelantado que no habría problema en computar el tiempo de cualquiera de estas actividades como tiempo equiparable al dedicado a escuchar la palabra de Dios, a la oración, a la contemplación, a la penitencia o a la caridad y en ningún caso podrá discriminarse el acceso a la salvación eterna a los fieles en razón de sus preferencias religiosas o educativas.

   Pero, ¿de dónde saldría el dinero para pagar al profesorado que trabaje los domingos? Sin duda alguna de los donativos que los fieles depositan en los cepillos, del porcentaje de impuestos destinados al sostenimiento de la Iglesia Católica o, en general, de los presupuestos de la Iglesia. Para garantizar la calidad de las enseñanzas impartidas, nuestra asociación gestionaría directamente el dinero aportado por la iglesia y con él, contrataría a profesores de sólida formación pedagógica y científica que se encargarían de dar las clases durante las misas.

   Naturalmente, dado el carácter eminentemente laico de las clases, no dudaríamos en despedir fulminantemente a aquellos profesores que no manturiveran una coherencia laica entre su vida profesional y personal haciendo cosas como casarse por la iglesia, acudir a misa, etc…

   Finalmente, llevaremos nuestras negociaciones hasta el mismo Vaticano, con cuyas autoridades firmaríamos un Concordato que garantizara la contiuidad de nuestra noble tarea docente en las iglesias durante los años venideros."

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